Qué es la identidad corporativa
La identidad corporativa es, a todos los efectos, la imagen que una empresa da de sí misma ya sea en su parte más “gráfica” (logotipo, tipografía, publicidad, colores, etc) a su parte más conductual (eslogan, forma de comunicarse, acciones, etc).
Es un pilar importante para cualquier empresa, pues en sí misma, la identidad es un valor de marketing que servirá de punto de partida para cualquier toma de decisión que la empresa realice, así como punto de diferenciación de otras empresas competidoras que operen en el mismo mercado.
La creencia general es que la identidad corporativa es cosa de grandes empresas o corporaciones multinacionales que emplean miles de millones y esfuerzos en mantener y diseñar un plan tan complejo y elaborado.
En parte es “cierto” (pues cuanto más grande es la empresa, mayor será la inversión que necesite para costear toda esa estructura en torno a la identidad de una empresa) pero cualquier pequeña o mediana empresa puede hacer esto con un presupuesto infinitamente menor y con resultados que (si se define bien) pueden sorprender a los más incrédulos.
Cómo construir tu propia identidad corporativa
Si quieres empezar dando una imagen profesional y corporativa en tu negocio, sería una buena idea tener un logotipo que te identifique como marca.
Esto aparte de darte una imagen más profesional ante tus competidores, ayudará a tu público objetivo a identificarte más rápidamente y por ende, a reconocer tu status dentro de tu sector.
Como diseñar no es tarea sencilla, nuestra recomendación es que te apoyes en profesionales del sector dedicados al diseño gráfico, ya que te darán trabajos 100% originales y con un acabado profesional.
Si por el contrario eres un pequeño negocio o no dispones de recursos, tienes alternativas gratuitas como Canva. Con esta herramienta gráfica, podrás acceder a miles de elementos gráficos con los que elaborar tu primer logotipo de empresa.
Un aspecto muy importante y que cualquier empresa puede “revisar” es la forma de comunicarse y expresarse como marca.
Con esto no nos referimos (sólo) al trato con tus clientes, si no a todo lo que digas (o hagas) a través de tus canales de comunicación, en definitiva: tu comportamiento como empresa.
Ya sea desde tus publicaciones en redes, los textos de tu web o incluso en promociones o actos en los que participes: todo aporta, por tanto debes tenerlo bien definido dentro de tu manual de identidad corporativa.
Comienza con crear un documento donde definas el tono y valores que persigas como empresa, por ejemplo si tienes un negocio de fisioterapia podrías comunicarte en un tono directo y personal y apoyar tu discurso en valores positivos como el ejercicio físico, el bienestar personal, la salud en general, etc.
Aunque todo lo anterior es importante, desde nuestra perspectiva este punto es el principal: la atención al cliente. Cualquier negocio quiere prosperar, por tanto necesita de tener una cartera de clientes constante y sobre todo (y más importante) de clientes fieles y satisfechos.
El marketing relacional nos enseña esto mismo, aprender de las relaciones que establecemos con nuestros clientes, viendo verdaderamente que es lo que valoran de nuestra empresa (para potenciarlo) y ver qué objeciones tienen (para identificarlos y mejorar). Toda esta información te dará pistas de un valor incalculable, que, interpretándolo bien, podría mejorar la “salud” de todo tu negocio.
En el caso de ser una pequeña empresa, empieza centrándote en la opinión que recibes (ya sea en el día a día, a través de redes sociales, o cualquier canal por el que contactes con tus clientes) y realiza una especie de “informe” donde recojas todo tipo de feedback. Esto te ayudará a sacar tus propias conclusiones.
¡Tampoco tengas miedo a preguntar! preguntar por tu negocio a tus clientes incluso te dará un plus de cara a ellos, pues dirá mucho de tu profesionalidad y de lo importancia que tienen para ti sus comentarios.
